jueves, 27 de marzo de 2014

Aplastamiento de una gota




-Atención: Habrá una nueva asamblea en la que tendrán que asistir todo tipo de gas que se esté transportando en esta nube. Al parecer últimamente ha habido problemas con una de las moléculas así que se decidirá si deberán ser expulsados o no. La asamblea se llevará a cabo en la zona alta de la nube. 
Atentamente: Helio

Nos van a expulsar, -dijo mi compañero de molécula- siempre es lo mismo y ahora nos tocó a nosotros.

Ha habido algunos casos, -dije – extraordinarios, en los cuales los átomos que buscan una pareja no son condenados a la gravedad… Yo sí tengo alguna esperanza.

Al llegar a la sala alta de la nube, estaban sentados en el podio Helio y Sol. Ellos dos son los “mandamás” de este lugar, pero yo diría que más poderoso es Sol que no hace nada, simplemente envía a Helio a hacerlo todo.

Tomen asiento, –dijo Helio con una voz un poco agitada- en silencio por favor.

Sol como siempre se veía resplandecientemente. Nadie se le acercaba pues había un mito que decía que, al simple contacto, se era condenado a algo peor que la gravedad.

Como ya todos saben, –habló Sol con bastante rigidez, pero tomándose el tema como algo burocrático- últimamente ha habido problemas de comportamiento en una de las moléculas de nubes. Me he reunido con Helio para tomar una decisión y hemos llegado al acuerdo de que sean condenados a la gravedad. Luego de pasar un rato sufriendo las consecuencias, serán devueltos a otra nube.

Sentí un aire, pero… ¿Qué es un aire? Nunca había sentido algo igual… Y, ¿por qué sabía yo que se llamaba aire?

Una serie de dudas vinieron a mi mente mientras me veía bajando de mi mundo en caída libre hacia el suelo. Ya había sido condenado a la gravedad hasta que a Sol le pareciera suficiente como para que volviera. Miré hacia los lados y todos mis compañeros también caían, algunos implorando y otros llorando. Yo aún me preguntaba por qué sabía tantas cosas…

Miré hacia abajo y, lo que antes parecía un sin fin de nubes, ahora tomaba otros colores y formas, la gravedad nos llevaba, al parecer, a un mundo totalmente nuevo, más gris y pesado.
Iba directo hacia la cabeza de una persona…
Esperen. ¿Qué es una persona? Al impactar en su cabeza mis partes se diluyeron.

Va a llover –dijo la persona-.

 Autor:  Harold Darío Zuluaga Vanegas

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