jueves, 27 de marzo de 2014

DESCORAZADA

Su rutina era cada vez más afanosa; el poco tiempo que le quedaba era para la manicura y leer algún libro de poemas antes de quedarse dormida. Era una mujer de negocios, reconocida como la jefa de Over One, una prometedora empresa de accesorios de moda. Tenía encuentros ocasionales con tipos de etiqueta y mujeres ninfómanas. Su carácter era rígido pero susceptible, amaba los detalles de la naturaleza, salía a caminar por el campo y era una experta jinete; últimamente su trabajo la asfixiaba.

Por fin, era viernes, noche libre. A las siete fue a su casa, se duchó con menjurjes aromáticos mientras se relajaba escuchando los caprichos de Niccolo Paganini, se planchó el cabello y se puso un vestido de seda roja que le sentaba bastante bien, sus piernas parecían dos pilares de bronce que conducían al sendero de la lujuria y sus senos, volcanes que hacía mucho tiempo estaban apagados.

Tomo su abrigo, salió de su casa y empezó a andar sin rumbo hasta que se encontró en un bar de la zona rosa. Entró, dio un vistazo a su alrededor, se sentó y pidió un coñac. Un aroma a cigarrillo y a licor invadía el salón y caballeros y damas de la élite se burlaban de la desgracia del pobre. Al frente de la mesa había un tipo barbado de traje informal y gafas oscuras que contrastaba con el resto del lugar. Ella desde el primer momento no dejó de observarlo, le llamó la atención su cierto aire de misterio.

Al cabo de un rato el mesero le trajo una copa de su vino preferido. – es del caballero del frente- dijo con un guiño bastante fingido. La mujer se sonrojó y aceptó la invitación.

- ¿Me permite?- dijo el hombre acercándose a la mesa.

- ¿Cómo sabía que me gusta este vino?-

- Pues digamos que… soy adivino-

Compartieron anécdotas, bailaron y se embriagaron; a ambos les interesaba el arte. Él era un malogrado escritor y ella una artista de la moda.

Serían las dos de la mañana cuando se dirigieron a su casa. Vino y pasión. Sus elixires y sus jugos eran una canilla abierta, hasta la luna que los miraba desde la ventana parecía excitarse y excitarlos. Los volcanes estallaban y el sendero lujurioso se desvanecía en medio del frenesí.

Nada mas se supo de aquella noche infernal hasta la mañana siguiente cuando su ama de llaves la encontró desnuda y sin corazón.
Autor: Vivian Katherine Colorado Gómez

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