“Llevo toda mi vida esperando, esperando algo
que aún no sé qué es; eh visitado psicólogos, hasta mi abuela ha intentado
ayudarme, mi mamá solo me dice que sea consiente, ¿consiente?, ¿Consciente de que?,
Creo que ellos jamás entenderán que yo solo busco el sentido de la vida, me ha
sacado una cita con una tal psicóloga que se llama Zoe, solo voy a verla por
primera vez hoy, es la numero 4, bueno tal vez sea mejor que las otras 3.
Ha
llegado la hora estoy más que preparada, para hacerla caer, para hacerla cuestionarse
acerca de sus “consejos”, mis padres pasaron todo el camino, advirtiendo de la
preparación de la psicóloga, del precio, que me portara bien que esto que lo
otro, ellos entraron primero, duraron 15 minutos y luego salieron, me hicieron
entrar a la fuerza y bueno me toco.
-Buenas
tardes, dije con una cara como quien no quiere que le respondan
-Buenas,
¿cómo te encuentras? – me respondió Zoe, tenía una sonrisa en la cara que me
hacía pensar que carajos estará pensando, me imagino que calcula cuánta plata
se va a ganar conmigo , observe con detenimiento su consultorio, era algo raro,
no! Inusual tenia fotos por todos lados, no había una cama o sofá para recostar los pacientes solo habían sillas
parecía más una casa familiar, extraño; Pero aun así ya estaba aburrida, quería que
comenzara rápido para poder irme y desechar otra.
Me
dijo –no te pregunto a qué vienes, pues creo que tienes problemas y grandes,
tus padres han hablado con migo, y me han contado con exactitud todo tu recorrido,
eres terrible…
La
mire y simplemente le dije – sí, que más respuesta que esa, me senté y solo me
pregunto quieres tomar algo, le pedí un refresco, me miraba fijamente y no me
decía nada, hasta que me pregunto
-¿a
qué le tienes miedo?, la mire a sus ojos, sorprendida me di cuenta que sus ojos
reflejaban miedo, miedo de algo, como desesperación, así que me digne a
preguntarle -¿está bien?, me dijo que
era la primera persona en toda su vida que le hacia esta pregunta, soltó el llanto,
yo me quede como en shock llegaron muchas preguntas a mi cabeza ¿Qué hago?,
¿será que la abrazo?, ¿le pregunto algo más?, es caso llegue a arrepentirme de
haber preguntado, ¡soy una boba! decía
en mi cabeza. Levanto su mirada y me dijo creo que yo debería ser la que busque
ayuda, en ese momentos esa palabra me resonó en la cabeza ¡ayuda!, Le respondí
con gran soberbia -¿ayuda?, por Dios, en
este tiempo quien te brindara ayuda si lo que necesitas es plata, la plata es y
seguirá siendo la mayor parte de la felicidad, nadie te ayudara sin pedir nada
a cambio o solo porque te ama, oigan ¿amor?, es lo más pendejo que eh visto,
todos aman para no sentirse solos no son capaces de vivir si no es con alguien
al lado que les esté diciendo eres linda, Te Amo,…!no¡ Estoy cansada de ver
personas caminando por la calle fingiendo ser felices, sé que no lo son, sé que
tienen más problemas que yo, no entiendo como hacen para parecer las personas más
afortunadas de este mundo y ustedes las psicólogas como hacen para dar consejos
a personas que no les importan que las dan lo mismo si se suicidan si se
drogan, ¿porque lo hacen solo por plata?, ella me miro y me dijo - estoy
desahuciada. De inmediato sentí culpa, pero de que, ella era la que tenía que
sentir lastima por mí, ¿Cómo así, se cambiaron los papeles?, en realidad no
supe que hacer, ella se secó sus ojos y me sonrió, me dijo
-No
es tan feo como crees, en ese preciso momento llegaron mis papas, jamás me había
querido quedar donde la psicóloga después de la consulta. Pasaron una semana,
en la que solo pensaba el porqué de las cosas, estaba aún más confundida acerca
de la vida, como una persona desahuciada, puede decirle a alguien que siga a
delante, cuando ella está destrozada, o bueno, eso lo hacemos todos, pero lo más
raro es que ella era una joven, de 27 años y era de buena familia, sus padres
le habían heredado todo, ahora si llega mi pregunta, ¿para qué?. Era extraño,
algo raro quería ir donde la psicóloga, quería hablar con ella, es caso, yo
misma fui a sacar la cita, mis padres estaban que no se cambiaban por nada, por
fin su única hija estaba interesada en curarse, llamaron a la abuela, a mis tíos,
hasta a mis primos lejanos, a todo el mundo, yo solo los veía y pensaba ellos
están más locos que yo, me parecía tan divertido que hasta me gustaba verlos así,
… oh al fin me gusta algo!.
Al
parecer si estaban sirviendo para algo, las citas con Zoe, cuando llego ese día
tan esperado para mi, mi segunda cita, entre y ella me sonrió me saludo muy
cordialmente, yo iba decidida, esta vez a saber porque lo hacía, me pregunto,
que como me sentía, yo le respondí –con mucha curiosidad
Me
dijo- que quieres saber, le pregunte, con algo de pena, ¿Por qué lo haces? Solo
me sonrió se levantó de su silla y me dijo soy solo un ser humano, no tengo
nada ni nadie, mis padres murieron, tengo mucho dinero pero que hago con él a
quien le hago regalos, a quien invito a
comer, con quien salgo al parque, no tengo nada , pero aun así, me levanto
todos los días pensando que hoy voy a hablar con alguien, que le puedo ayudar
en algo o que lo puedo hacer salir de sus casillas, quiero ver personas,
personas que como yo se sienten solas, sabes el día que me dijeron que tenía
esta enfermedad, fue algo raro solo me levante camine por el pasillo y ni una
sola lagrima salió de lis ojos, no entendía porque, pero luego cuando llegue a
mi casa me di cuenta que no tenía a quien contárselo, por quien llorar, no tenía
quien viera mi sufrimiento, la primera vez que llore por mi estado de salud,
fue hace una semana con una joven, una joven que sin conocerme me pregunto cómo
estaba, a un psicólogo es algo difícil que le pregunten eso, pues nadie cree
que nosotros tengamos problemas, pero a veces estamos peor que nuestros
pacientes.
Yo
solo la escuchaba y la miraba, mientras sus manos temblaban y su voz se
escuchaba diferente, no podía seguir, me tocaba pararla, en ese momento me
levante y le dije: -y yo?, yo solo soy una joven, que alguna vez intento
suicidarse , a las que sus padres la juzgan solo por eso , que le teme a las
alturas porque le da miedo, que alguien la empuje y caer, tengo miedo de morir
no por mí, solo por ,mi familia. En ese momento me senté y me sentí, muy bien a
nadie le había contado esto, ella me dijo esto fue una sesión doble, gracias.
Salí por esa puerta, con muchas ansias de volver, le dije hora te entiendo
somos dos mujeres con vidas parecidas, lo tenemos todo, pero en el fondo somos
nadie. Cambie mucho, luego de la última sesión, tenía ganas de salir, de
divertirme de hacer cosas nuevas, pero en ningún momento deje de pensar que la
muerte es el estado de felicidad, más grande al que podemos llegar, sé que esto
iba en contra de quien era, pero yo quería hacerlo.
Mientras
estaba sentada en el parque, observaba un señor de la tercera edad, que tenía a
su nieto en piernas y le contaba historias, el niño estaba totalmente
concentrado y el abuelo se le veía muy feliz, al ver que su nieto se interesaba
en él, en eso pensé: ZOE, no tenía sesión hoy, pero de pronto le haría bien una visita así que
fui a su casa, cuando llegue me abrió la puerta la señora del aseo, le pregunte
-disculpe ¿Zoe se encuentra?
Ella
me miro y me dijo -Ay niña, no sé si decirte, esto es muy personal, la joven
Zoe tiene una
enfermedad renal terminal, o algo asi y en estos momentos esta en el hospital.
Me fui inmediatamente al hospital,
llegue pregunte por su habitacion y el doctor me pregunto que si era familiar de
ella, le dije que era su amiga, entonces él me dijo que lo acompañara a su
oficina.
El doctor me veia en sus ojos,
lastima, me dijo: -la enfermedad esta muy descuidada, no creo que pueda tener
mucho tiempo, no fui capaz de responder nada, jamas me habia sentido con este
dolor en el alma, simplemente me levante camine y camine, llegue al parque y
habian un par de hermanas que se hacian daño entre ellas, pero no permitian que
otro se los hiciera, Zoe para mi no se que era, pero solo ver esas niñas me la
recordaba, en ese momento no pude mas mis ojos se llenaron de lagrimas y tenia
un nudo en la garganta, habia llegado el dia en que me preocupara por alguien,
llore sin consuelo, me sentia impotente, la unica persona que al fin le veo un
sentido en esta vida, sin esperar nada, iba a morir, me sentia tan frustada. Esa
noche no hice mas que llorar y pensar que estaba haciendo, asi que tome una
determinacion, hable con mis padres, se quisieron volver locos pero aun asi, yo
ya habia tomado la decision, al final mi mama me dijo
-cuanto tiempo habia esperado,
para que mi hija me dijera, que queria hacer algo por su vida, para que llegara
a la casa, diciendo que tenia una amiga. Fue mucho, y hoy solo te quiero decir
hija mia, te apoyo se que no es facil pero se que lo haces con buena intencion
y que todo va a salir bien. Esas palabras de mamá, jamas pense escucharlas pero
me hicieron tener mas fuerzas aun” .
Este
era el diario de Alicia, la joven que me dio su riñón y que por alguna razón
algo salió mal en la operación y ella falleció. Lo único que me quedo de ella
es este diario y una carta al final que decía:
“Querida
Zoe
Espero
que sigas ayudando a personas, fuiste la única persona que me hizo cambiar, que
me hizo pensar, en que estaba haciendo, a quien estaba ayudando, o quien me
quería, decidí donarte mi riñón a pesar de que yo también tenía un problema, yo
sabía que iba a morir y aun así, lo hice. No te sientas mal, siempre pensé que
la muerte, la muerte lo es todo, es el estado de felicidad, de tranquilidad más
grande al que se puede llegar, ahora tú eres feliz y yo también, cada una
encontró el sentido a la vida, cada una de una forma diferente.
Te
quise Zoe aunque no te conocí, mucho solo sé que en dos sesiones me cambiaste
me convertiste en una persona mejor, y de que otra forma te podía agradecer si
no era de esta. Zoe, eres de esas personas que merecen estar vivas, que merecen
tener siempre personas que las quieran a su lado, te mereces la felicidad, te
mereces todo el mundo.
Ojala
y puedas cambiar este mundo.
Te
recordara siempre… tu paciente de dos sesiones.”
¡Hoy
estoy sentada en el parque, aquel que en algún momento ella menciono, ese
parque en el que está siempre el abuelito con su nieto, ya entiendo porque venía
aquí, hoy es su funeral su madre ha llorado mucho, se acercó a mí y me dijo,
gracias!
No
es fácil, sentirse culpable de la muerte de alguien pero sé que ella quería que
todos encontraran el sentido.
El
sentido de su vida, fui yo.
Autor: Dayis Ortega Montes
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