jueves, 27 de marzo de 2014

YUKÓN




Nov/16/1959
Sr. y Sra. Stamp.

Siento no haber dicho nada cuando lo llevé. Siento haberlo dejado en el jardín, en plena lluvia. No tenia mfuerzas para decir nada. Ni sentimiento alguno. Solo sobrevivía el deseo de querer largarme, como si el miedo a la muerte todavía no se hubiese ido.

Su desaparición en tan extrañas circunstancias no tardó en ser tema de conversación, sobre todo en el departamento de investigación. Las manchas de humo en su habitación tenían formas escalofriantes, y solo eso. Nadie sabía nada. No existía la mas mínima pista del suceso. Lo que me motivó no fue que conocía al muchacho, como creí, sino las ganas de restregarles a esos mediocres policías que esto no era un fenómeno sobrenatural. Ahora lo sé. Lo que me hicieron aquel otoño por sus estúpidas supersticiones lo tenia que cobrar.

Investigué por todo el condado preguntando acerca de Louis, pero no lo que ya se había preguntado. Traté de entender como le veían los que le conocían, para ir logrando una idea de lo que había hecho los últimos días. Pero eso no importa. Lo que importa es que descubrí su estudio sobre lenguas antiguas en los días anteriores a la desaparición. Este tal amigo no lo habló pues no lo pensó relevante. Me compartió, el Miércoles, una lista de símbolos para el alfabeto que me dieron la sensación de un recuerdo. Eran aquellas manchas de humo negro.

Descifrando las manchas, el Jueves, conseguí leer: "Como he de ser libre, si nacemos con instrucciones. La demostración de entender el mundo completamente no es mas que el perfecto ascetismo." No le entendí entonces. Tiene todo el sentido en estos momentos.

Ascetismo es monte Yukón. Automáticamente recordé la historia de mis abuelos sobre la rara tribu ascética indígena que habitó el monte. Y allá era el paso siguiente: los símbolos eran usados por la tribu.

Ir allí ha de ser el final de mi vida.

Louis estaba en el fondo de la cueva, que está a unas dos horas a caballo subiendo el monte. Sentado, desnudo, con la espalda perfectamente recta, y respirando. La vista estaba perdida no se donde, y no se inmutaba a los truenos que la noche había traído. Simplemente no respondía a mis estímulos. Le alcé para llevarlo al pueblo en el caballo que me esperaba, pero entonces sucedió.

Me levanté después del momento aturdidor. Ahora se que desperté el Viernes a la noche. El seguía allí, con un sentado erguido y la mirada perdida. Me quedé mirando el techo abstraído por la situación. Se que pasaron un par de horas. El sentimiento de sacar a Louis era intermitente. No entendía porque hacerlo.

Era Sábado y no me movía, era tener sueño pero sin poder dormir. A la noche soñé un recuerdo: Maldito otoño. Saqué fuerzas de recordar un sentimiento, fuerza de espíritu. Tome a Louis para montarle al caballo. Vaya tonto, un caballo nunca espera. Caminé unas cinco horas con Louis a la espalda, recordando aquel suceso, que ahora era mi esperanza. Pero no fueron cinco horas, fue un día entero. Tal vez quede paralizado en algún momento, no se. No se nada realmente.

Espero puedan salvar a Louis. Espero esto sea de ayuda. Espero que me ayuden. Estaré en casa en ese estado, después de enviar esto. Si es que puedo.

Andrew.


Autor: Andrés Guillermo Vargas Bermúdez.

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