Nov/16/1959
Sr. y Sra. Stamp.
Siento no haber dicho nada cuando
lo llevé. Siento haberlo dejado en el jardín, en plena lluvia. No tenia mfuerzas
para decir nada. Ni sentimiento alguno. Solo sobrevivía el deseo de querer
largarme, como si el miedo a la muerte todavía no se hubiese ido.
Su desaparición en tan extrañas
circunstancias no tardó en ser tema de conversación, sobre todo en el departamento
de investigación. Las manchas de humo en su habitación tenían formas
escalofriantes, y solo eso. Nadie sabía nada. No existía la mas mínima pista
del suceso. Lo que me motivó no fue que conocía al muchacho, como creí, sino
las ganas de restregarles a esos mediocres policías que esto no era un fenómeno
sobrenatural. Ahora lo sé. Lo que me hicieron aquel otoño por sus estúpidas supersticiones
lo tenia que cobrar.
Investigué por todo el condado
preguntando acerca de Louis, pero no lo que ya se había preguntado. Traté de
entender como le veían los que le conocían, para ir logrando una idea de lo que
había hecho los últimos días. Pero eso no importa. Lo que importa es que
descubrí su estudio sobre lenguas antiguas en los días anteriores a la
desaparición. Este tal amigo no lo habló pues no lo pensó relevante. Me compartió,
el Miércoles, una lista de símbolos para el alfabeto que me dieron la sensación
de un recuerdo. Eran aquellas manchas de humo negro.
Descifrando las manchas, el
Jueves, conseguí leer: "Como he de ser libre, si nacemos con instrucciones.
La demostración de entender el mundo completamente no es mas que el perfecto ascetismo."
No le entendí entonces. Tiene todo el sentido en estos momentos.
Ascetismo es monte Yukón.
Automáticamente recordé la historia de mis abuelos sobre la rara tribu ascética
indígena que habitó el monte. Y allá era el paso siguiente: los símbolos eran
usados por la tribu.
Ir allí ha de ser el final de mi
vida.
Louis estaba en el fondo de la
cueva, que está a unas dos horas a caballo subiendo el monte. Sentado, desnudo,
con la espalda perfectamente recta, y respirando. La vista estaba perdida no se
donde, y no se inmutaba a los truenos que la noche había traído. Simplemente no
respondía a mis estímulos. Le alcé para llevarlo al pueblo en el caballo que me
esperaba, pero entonces sucedió.
Me levanté después del momento
aturdidor. Ahora se que desperté el Viernes a la noche. El seguía allí, con un
sentado erguido y la mirada perdida. Me quedé mirando el techo abstraído por la
situación. Se que pasaron un par de horas. El sentimiento de sacar a Louis era
intermitente. No entendía porque hacerlo.
Era Sábado y no me movía, era
tener sueño pero sin poder dormir. A la noche soñé un recuerdo: Maldito otoño.
Saqué fuerzas de recordar un sentimiento, fuerza de espíritu. Tome a Louis para
montarle al caballo. Vaya tonto, un caballo nunca espera. Caminé unas cinco
horas con Louis a la espalda, recordando aquel suceso, que ahora era mi
esperanza. Pero no fueron cinco horas, fue un día entero. Tal vez quede
paralizado en algún momento, no se. No se nada realmente.
Espero puedan salvar a Louis.
Espero esto sea de ayuda. Espero que me ayuden. Estaré en casa en ese estado,
después de enviar esto. Si es que puedo.
Andrew.
Autor: Andrés Guillermo Vargas Bermúdez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario