jueves, 27 de marzo de 2014

DESTINO O CASUALIDAD

En aquella mañana todo transcurría normalmente, la rutina de los viernes no se hacía esperar: levantarse temprano, empezar el día con un vaso de zumo de naranjas y un baño de agua fría para despertarse completamente. Tendía la cama antes del desayuno cuando comencé a recordarlo, era como si hubiera soñado parte del día que se avecinaba desconocido y misterioso, como si se rompiera ese estrecho vinculo que hay entre abrir los ojos y saber qué te espera sólo por la costumbre de los oficios de siempre.

No he sido una persona supersticiosa como suelen serlo mis parientes y amigos, que se atienen a la sección del noticiero en la que una señora gorda de unos sesenta años vestida con una bata y un turbante que varía de color según lo que ella dice que es conveniente para el día,  rodeada de velones y flores del mismo color de su ropa. La frase con la que empezaba aquella dama sus predicciones siempre era: “Destino o casualidad” a lo que posteriormente agregaba un sinnúmero de palabras claves para el día antes de iniciar la lectura del Tarot.

“Destino o casualidad”, empezaron a rondarme la cabeza esas necias palabras a las que trataba de no prestar la más mínima atención cuando mi hermana mayor subía el volumen de la televisión y sin poder quejarme me veía obligada a escuchar yo también. Pero esa mañana de viernes 13  de abril, de cielo límpido y radiante sol no hubo noticiero, la televisión estaba descompuesta y mi hermana había cruzado la calle aún en pijama (situación demasiado extraña puesto que juró por toda la familia que nunca saldría fuera de casa con un pijama puesto), se encontraba sentada en una de las mesas de una cafetería vecina, despeinada, pálida y sin parpadear siquiera para no perderse cada uno de los detalles de la sección de la señora robusta que usa turbante.

Bajé al primer piso a desayunar sola en la cocina como solía hacerlo cada día, agarré mis libros y salí sin despedirme de mamá, olvidé algo que era importante para las dos: un beso y un “nos vemos para almorzar”. Las clases empezaban a las ocho en punto, a decir verdad para mí a las siete y media, no soportaba llegar tarde a ninguna parte, aún así,  esta vez no asistí al colegio. Estuve en la entrada pero decidí irme a caminar un poco. Después de dar varias vueltas por las calles me senté en un parquecito  solitario y lleno de árboles que dejaban caer un par de hojas de vez en cuando, al que nunca había ido. Tomé una libreta de apuntes de entre mis libros y una pluma para dibujar algo, quería que fuera un dibujo interesante, pero de pronto no dibuje nada, lo único que resultó fue una frase que me pareció ridícula: “DESTINO O CASUALIDAD”. Me llené de pánico al darme cuenta que estaba pasando algo extraño en mí pero no lograba descifrar lo que me desequilibraba de esa manera.
Luego recordé vagamente aquel sueño que la noche anterior me desveló un poco, el parque seguía solitario con sus árboles y yo, nada más, situación que permitió abrir el corazón a tal enigma, en un momento me hallé llorando inexplicablemente con un dolor tan profundo que se hacía cada vez más intenso, fue entonces cuando vi pasar una a una las crueles escenas de aquél sueño que describían algo que deseaba tener pero no estaba a mi alcance conseguirlo. Pude comprender que todo confluía, eran como dos mundos paralelos que nunca quise ver: el primero mostraba una realidad, fruto de mis acciones y el otro verdaderos anhelos; casi imperceptibles empezaron a desfilar frente a mí las consecuencias de las medidas tomadas frente al sueño, que en realidad era algo que quería con aberración y que cuando estaba más cerca permitía que escapara.

Causas y consecuencias se quedaron atrás para darle paso a eso que tanto deseé, me miró tan dulcemente, tomó mi mano ofreciéndome el poder de moldearlo todo a mi antojo, de regresar el tiempo, acortar distancias, reacomodar el mundo, me invitaba a pertenecerle. En un principio el miedo seguía siendo dominante, porque eran precisamente mis temores e inseguridades lo que me alejaba de él (el sueño), de seguir así nunca encontraría un camino para alcanzarlo sin posibilidades de perderme, sin fracasos ni dolores. Tomé su mano y cerré los ojos para verle con el corazón y hacer de sus palabras una única verdad. Era lo que siempre esperé con ansias, con tanta fuerza y obsesión hasta que lo conseguí. Me abrazaba, entonces abrí los ojos de nuevo y realmente los abrí.  Envuelta en una fiebre altísima, mi hermana veía el noticiero en  nuestra televisión,  yo no tomaría clases con lo enferma que estaba después de haber delirado toda la noche repitiendo a cada momento: “Destino o casualidad”. Mamá me ponía compresas de papa para bajarme la temperatura un poco.
Tocaron el timbre de la casa, aun me sentía muy mal, me dolía la cabeza y molestaba la luz de una aparente mañana de cielo límpido y radiante sol. Era el panadero, dijo mamá, cuando regresó a mi habitación angustiada por mi salud. Un sueño dentro de otro sueño era algo que hacía más evidente ese deseo que no podía alcanzar, ese imposible que había llegado a mi vida y seguía diciéndome al oído: “Destino o casualidad.” Poco después recordé que papá compraba pan solo los viernes, por lo que pregunté la fecha, mamá respondió: viernes 13 de abril, querida vamos a llevarte al médico, ya regreso.
Autor: María Alejandra Garcés.

22 comentarios:

  1. buenisimo...lo recomiendo.para mi el mejor

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  2. este es el mejor de todos, male me sorprendes! felicitaciones.

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  3. te felicito Alejandra, excelente cuento.

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  4. Excelente cuento,aleja que facilidad para plasmar en letras una verdadora y entrenida historia.

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  5. aleja para mi es un excelente cuento el mejor mucha suerte

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  6. El mejor; es inevitable dejarse atrapar en ese sueño; estoy tratando de salir de un sueño.

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  7. ALEJANDRO LOPERA URIBE31 de marzo de 2014, 12:01

    Que buen cuento Maria Alejandra, te felicito sinceramente!! Estoy seguro que te va a ir muy bien, felicitaciones!!

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  8. ¡Muy bueno de corazón felicitaciones!

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  9. Muy interesante el enfoque, sutil el lenguaje y adecuado el tiempo. te felicito

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  10. Felicidades mi Aleja sigue así y no desfallezcas. Elkin

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  11. Es malo, todos te ponen buenos comentarios, yo me preguntaría la causa.

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  12. El hecho de que para su criterio mi cuento sea "malo" no significa que lo sea también para el criterio de los demás. Muchas gracias, las críticas destructivas como la suya son tierra estéril que el agua de las criticas constructivas de los demás hace fecunda.

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  13. Muchas gracias a aquéllas personas que leyeron mi cuento y me apoyan, gracias por su buena voluntad y por sus comentarios! Dios los bendiga.

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  14. Creo que el cuento es bueno. La idea de los mundos paralelos y de sueños dentro del sueño, son muuuuy interesantes, pero le metes otros muchos datos que hacen que se vuelva difusa la idea original. Veo que eres joven, talentosa y entusiata. Eso es lo que se necesita para ser un buen escritor. Por otra parte te recomiendo el taller de creación literaria de Luis Fernando Macias en la Universidad de Antioquia

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    1. Muchas gracias. Uno de mis sueños es precisamente convertirme en escritora un día y para ello he venido trabajando de diferentes maneras. En el momento hago parte del taller de literatura dictado por Fernando Cuartas en la Universidad Nacional.

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  15. No difiere mucho de una novela para adolescentes cualquiera. Hay talento pero con enfoque muy ordinario

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