viernes, 28 de marzo de 2014

Medicina de Valkiria



Nels era un joven, que según algunas personas era rebelde, pero él siempre pensaba que lo decían porque eran adultos y habían perdido su sed de aventura, le gustaba explorar, investigar y conocer cosas, sobre todo lugares, cosa que lo metía siempre en problemas. Los que lo conocían bien sabían que para él su madre era lo primero, pensaba mucho en ella y la cuidaba mucho ya que no tenía un padre que velara por ellos. Para las demás personas de la ciudad donde vivía con su madre era un total problema,  porque a sus 18 años no se vestía organizado como los demás muchachos de su edad, se reía fuerte, era altanero según algunos y siempre estaba despeinado, como si nunca parara de correr y arrastrarse, entre otras cosas. Nels y su madre se querían mucho, y él era feliz porque ella lo apoyaba en todo cuanto se refería a explorar y aventurarse.

Vivían muy hacia el norte de cualquier lugar, en un gran poblado llamado “Ciudad”, así que los vientos eran fríos, pero no esos vientos fríos que soplan en las noches y te hacen tiritar y arroparte con fuerza, sino vientos realmente fríos, vientos que te pueden dejar en cama con gripe por semanas si no se está acostumbrado a ellos. Todos en Ciudad eran personas resistentes a los vientos de su hogar, era extraño ver personas enfermas porque sabían cómo cuidarse y eso sumado a el largo tiempo que llevaban viviendo ahí les suponía una gran ventaja. Era extraño, pero no imposible, y así, en una temporada de nieve bastante fuerte, Malene, la madre de Nels, enfermó gravemente. Al principio, pensaron que era cuestión de descansar en cama unos cuantos días y todo estaría bien de nuevo, pero pasó un mes y la enfermedad parecía empeorar, se consultó con muchos de los chamanes de Ciudad, pero ninguno sabía dar respuesta a la causa de la enfermedad que Malene sufría. La situación era preocupante, Nels no sabía qué hacer, no podía dormir pensando en cómo ayudar a su madre, y aunque afortunadamente las cosechas antes de la nevada habían sido abundantes y no se tenían que preocupar por la comida, la enfermedad de Malene rondaba la cabeza de su hijo, haciéndolo sentir impotente y derramar algunas lágrimas, las que ocultaba para no preocupar a su madre. 

Pasados aproximadamente dos meses de la terrible situación de la madre de Nels, éste, caminaba por el bosque cercano a Ciudad, buscando algunas hierbas medicinales para hacer menos dolorosa la enfermedad de Malene, cuando frente a sus ojos apareció una de las maravillas más grandes de las que había oído hablar o leído en libros, una Valkiria. Había leído sobre ellas, sabía que viajaban en hermosos caballos tan blancos que se podían confundir fácilmente en la nieve, que sus cabellos eran largos y se manifestaban en una trenza dorada, que a pesar de finalizar un poco más allá de su espalda, no les impedía ser unas temibles guerreras, razón por las que eran mayormente reconocidas. También había leído y escuchado relatos de épicas batallas que ellas protagonizaban, batallas de las que salían victoriosas aunque pelearan ante el más temible de los oponentes; era una hazaña ver una Valkiria en frente tuyo y más aún estar vivo luego de haberla visto, pero no estaban en medio de una batalla, así que Nels no tenía por qué temer por su vida. La Valkiria, que estaba en ese momento arreglando la montura de su caballo, se dirigió al muchacho que la observaba totalmente maravillado y le pidió que se acercara, metió la mano en un pequeño compartimiento que estaba a un lado de la montura del caballo y sacó algunas raíces verdes y moradas, se acercó a Nels y se las entregó, -Dáselas a tu madre - dijo ella -son fuertes en sabor, - continuó - pero si se toma una bebida hecha con estas raíces, se curará -, con esto dicho, la Valkiria se montó en su espléndido caballo blanco y cabalgó hacia la espesura del bosque, confundiéndose en el blanco de la nieve. Nels se quedó completamente estupefacto viendo cómo desaparecía frente a él, luego reaccionó y al mismo tiempo unas lágrimas de alivio y felicidad recorrieron sus mejillas, se las secó y corrió de vuelta a su casa. Cuando llegó, le contó todo lo sucedido a su madre, que se mostraba siempre con cara de sorpresa y total atención a las historias que su hijo le contaba, misma cara que puso cuando Nels le relató su encuentro con la Valkiria, aunque la tapara un poco su expresión enferma. El joven, inmediatamente después de terminar su historia, hizo el bebedizo con las raíces que tenía en sus manos, se lo dio a beber a Malene, que casi no aguantaba su sabor amargo y potente, por lo que inmediatamente cayó en un sueño profundo que la hizo dormir hasta la mañana del siguiente día. Cuando Nels despertó, se levantó sorprendido y a la vez feliz a abrazar a su madre, al ver que se encontraba de pie, con su rostro vivo y alegre de siempre, ahora totalmente curada de su enfermedad.

Luego de esto, la noticia se difundió por toda Ciudad y ahora es una hermosa leyenda contada a los niños que se interesan por las Valkirias y sus historias.

Autor: Octavio David Díaz. 

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