Se sentía muy descansada, las
preocupaciones se habían ido y las angustias también,
los compromisos se terminaron,
así que, mucha ventana,
mucho amor, muchas virtudes y
desvirtudes, en fin;
creía que los sentidos se
interponían unos en otros,
pero eso no le parecía problema y
al mismo tiempo le gustaba.
En ocasiones sentía que el
apetito cesaba y en las noches
el desvelo tomaba lugar en su
cabeza despertaba a la imaginación
y ésta se armaba de una locura
irresistible que le funcionaba
de manera siniestra para amenazar
de muerte a la cordura,
y así perder el juicio de una
buena vez.
Este estado mejoraba, mejor
dicho, subía de nivel,
bastaba de música y una copa de
viento, o dos, o tres,
para ver con los oídos, oler con
los ojos,
escuchar por la nariz, muy
claramente que se sentía Feliz.
FIN
Autor: Juliana Alzate
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