“Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.” (Mateo 4: 5-6)
Primer paso:
Usted deberá dirigirse
a un bonito parque,
de esos en los
que juegan los niños
y las madres los
observan con sonrisas
aprobatorias mientras leen
una revista llena de
pretensiones, o hablan
entre ellas acerca de
cuantas calorías lleva
su dieta actualmente.
Recuerde que para
llevar este paso a
buen termino usted no
debe de estar deprimido
ni con ningún deseo
destructivo.
Buscará un bonito
lugar donde sentarse plácidamente,
de esos en los
que se puede ver
a los niños jugar
o por lo menos
escuchar ese ruido
que le recuerde la
niñez en sus momentos
más felices. Es en
este paso donde debe
pensar que su niñez
fue algo muy hermoso,
que era usted un
dulce e inocente niño
y que este lugar
le recuerda la alegría
de vivir.
Tercer paso:
La maleta que
siempre lleva al
trabajo o la
universidad deberá estar
a su lado derecho
y lo suficientemente
abierta, tal y
como alguien saca de
su maleta dulces y
los va comiendo de
a poco.
Para realizar este
paso debo aclarar que
usted nunca en el
pasado debió haber tenido
relación con las
armas de fuego y
que nunca en su
vida ha tocado una.
Entonces, usted deberá
meter la mano en
su maleta y desear
profundamente encontrar
un cargado y efectivo
revolver, que jamas
usted puso ahí, ni
le pidió a nadie
que lo hiciera. Es
ahí donde usted disfrutará
el manosear el frío
metal sin sacar todavía
la mano de la
maleta, pues debe
ser tan placentero
y pudoroso como masturbarse
en ese lugar. Sabiendo
que aún están vivos
y ardientes los sentimientos
de los 3 anteriores
pasos.
Es claro que
cuando se jala el
gatillo de un
revolver primero hay
un movimiento que lleva
el martillo hacia atrás,
pero como usted no
tiene relación alguna con
las armas debo aclararle
esto, porque si sigue
jalando el gatillo
una vez escuche el
clic que hizo que
el martillo retrocediera,
será inminente el estallido,
y un estallido
de disparo es siempre
muy desagradable a
los oídos cuando se
tiene tan cerca; y
teniendo en cuenta
que usted esta en
un bonito parque con
arboles y niños,
será aún más desagradable
el espantoso tronar de
un disparo. En este
paso, sin mirar su
mano derecha deberá tomar
de la manera mas
ergonómica posible y
con firmeza ese frío
metal que siente en
la maleta, llevarlo a
apuntar a su
sien y jalar del
gatillo.
Autor: Yonatan Alberto López.
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