Hace
muchos años, en una tierra ya olvidada existía una muy bella aldea en lo
profundo del bosque de los sueños, esta aldea, colmada de una raza noble y de
alta casta –los elfos- ha sido cuidada y protegida durante miles de años por su
comunidad, y en esta oportunidad tampoco será la excepción, pero entre todos
estos valientes y apuestos elfos, existe uno en particular, un chico muy
inteligente, valiente, arrogante y amante de la aventura, ese es Scault, hijo
de un humilde panadero y el último de cinco hermanos.
Él, el más querido e inquieto, el más
aventurero, pero así mismo el más sensible, noble y amante de su pueblo, le
encanta hablar con los animales y también la arquería, en la escuela es uno de
los mejores, le gusta mucho aprender de hechizos y de magia blanca, pero a su
vez le gusta mucho ser un conquistador, conquistar a esas hermosas elfinas de
test blanca, de ojos tan azules y profundos como las aguas más claras que un
manantial puede ofrecer, le gusta que sean habilidosas con el arco y que a su
vez sean las más indómitas que él puede conseguir, Scault es un conquistador
empedernido, y eso es algo que nunca va a cambiar, pero así mismo es un
habilidoso guerrero, y junto con Nasso –su hermano mayor- son considerados las
mayores promesas de su aldea –la aldea del sol-.
Hace
algunos años Scault junto con Nasso y Cala –su mejor amiga de la infancia-
deciden partir en busca de nuevas aventuras, en busca de lo que el hado les
tiene preparado, lo que no sabían era que este camino estaría colmado de tantas
dificultades, así como aventuras, empezaron su camino en las vísperas del
verano y decidieron partir rumbo a la aldea de la luna –donde habitan los elfos
de la noche- para esto tenían que atravesar todo el bosque de los sueños y luego
adentrarse en territorio impuro –así llamaban ellos a la tierra de los humanos-
para Nasso y Cala esto no era más que una aventura, mientras que para Scault si
era algo con lo cual debían tener demasiado cuidado, ya que su relación con los
humanos no era la más amigable –por así decirlo-.
Al
cabo de varios días caminando rumbo a la aldea de la luna, se encontraban ya
muy hambrientos y habiendo comido las ultimas vituallas la noche anterior,
estaban realmente en apuros… al cabo de unas horas por fin pudieron encontrar
un claro y limpio manantial, en el cual decidieron sentarse, recoger algunos
frutos y comer, beber y descansar augustamente, pero ninguno de ellos sabía lo
que allí encontrarían, al cabo del algún tiempo durmiendo empezaron a escuchar
muchos gritos, y el galope de varios caballos que por los alrededores corrían,
la primera en despertar fue Cala, quien inmediatamente levanto a Nasso y Scault
–temiendo que fueran humanos con intención de cazarlos- se escondieron y al
cabo de un moemnto, todo volvió a la normalidad, todo estaba de nuevo en calma
y ya no había ningún ruido, cuando salieron de nuevo al manantial vieron que ya
este no estaba tan claro y limpio, de hecho se había tornado de un tono rojo
sangre y de inmediato el miedo se apodero de ellos, intentaron echar una ojeada
y en un instante se percataron de que había alguien tirado en la orilla del
manantial, Scault fue el primero en correr en socorro de dicha persona, que al
parecer –desde lejos- estaba herida con una flecha, cuando Nasso y Cala
llegaron Scault ya estaba curando a esta persona, que para sorpresa de los tres
era una chica y para temor de los tres era una chica humana, Cala mira a Scault
y le dice que se vayan, que huyan ya, y con los ojos aguados le ruega a Nasso
que escapen, que pueden morir si algún humano ve esa situación, a lo que Scault
responde que no, pues si no la ayudan ella morirá ahí, está gravemente herida y
los poderes curativos de Cala son los único que la pueden salvar, Cala al fin
acepta y empieza a realizar las curaciones mientras que Nasso va en busca de asclepias
–plantas que utilizaban en la aldea para curar heridas- y Scault en busca de
agua para ayudar en la curación, después de un rato ya está la misteriosa chica
vendada y recostada mientras que Cala, Nasso y Scault dialogan al respecto de
lo que deben hacer, Nasso y Cala dicen que deben marcharse, Scault por el
contrario alega que lo mejor es quedarse con ella hasta que se recupere, y dado
que ya era demasiado tarde, y prontamente oscurecería lo mejor era quedarse
ahí, así evitarían posibles encuentro con los humanos que habían atacado a la
chica, entonces un poco por miedo un poco por seguridad deciden quedarse a
descansar esa noche junto con la misteriosa chica.
Al
día siguiente –entre gritos- Scault despierta y lo primero que ve es a esta
chica, con puñal en mano a punto de acertar un fuerte golpe en el abdomen de
Cala, Scault se levanta agitado y se tira encima de la chica, la abraza y
mientras la mira a los ojos le dice: tranquila, no somos tus enemigos, todo va
a estar bien, la chica en medio de lágrimas y sollozos muestra un rostro más
apacible y el puñal cae de sus manos, Scault se quita de encima, ella
inmediatamente se arrodilla y pide disculpas, acción siguiente, la chica se
levanta y se dispone a marcharse, a lo que Scault se opone y argumenta que es mejor que marchen juntos un
poco más de tiempo mientras que ella se siente mejor, a lo cual Derina acepta e
inmediatamente se presenta ante sus tres salvadores, y de esta forma inician su
camino nuevamente pero esta vez con una integrante de mas, una integrante
humana.
Después
de varios días caminando juntos su relación se hacía cada vez más íntima, más
estrecha –empezaban a hacerse amigos- y sin saber empezaban a compartir un
mismo destino, ninguno sabía lo que les
esperaba pues si querían seguir juntos no podían ya marchar a la aldea de la
luna pues al ser este un territorio de los elfos de la noche Derina no sería
muy bien recibida y esto alteraría el orden natural que humanos y elfos habían
ya establecido, pero así mismo tampoco podían marchar rumbo a las tierras de
los humanos pues aunque Derina lo quisiera con todo su corazón no le sería
permitida la entrada a sus amigos elfos y lo más probable era que allí
encontraran la muerte, decidieron entonces ir los cuatro –juntos- rumbo a
Dartallos siendo este un país de gnomos pensaron que allí serían muy bien
recibidos y así fue, entablaron rumbo y sin saber lo que el destino les
depararía a este cuarteto de amigos se fueron en busca de nuevas y emocionantes
aventuras.
Autor: Sergio Andrés Villarreal Delgado
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