Los pensamientos a ojos cerrados de aquel reo fueron interrumpidos por el sonido ensordecedor de la madera de la porra del guardia contra los barrotes de su celda.
-Despierta –gritó este después de tres golpes y de sacar las llaves de la celda –tienes visitas –terminó con una sonrisa mientras habría la celda para darle paso a un hombre que el reo no pudo describir bien por la oscuridad; lo único que veía era una silueta de un hombre alto, fornido, de cuerpo muy bien esculpido y de cabello dorado, o eso le pareció; a pesar de la oscuridad el reo pudo notar una cara llena de tristeza, nostalgia y arrepentimiento.
-¿Quién es usted?-
pregunto el reo sin separar la mirada de su interlocutor
-Yo- dijo con tristeza
el hombre –soy su verdugo señor –una ola de frio pasó por la espalda del reo,
estaba consternado con que su verdugo, la persona que lo iba a asesinar, lo
hubiera visitado la noche en víspera del acontecimiento.
“Pero de mí no vamos a
hablar. Esta noche hablaremos de usted, de lo que usted siente y piensa de lo
que va a suceder, dialogaremos y le ayudaré a aceptar con fuerza y dignidad el
acontecimiento venidero, claro, si acepta que yo lo haga, porque si no, al
menos puede decir que conoce a quien lo asesinará sin pecado alguno, y con esto
espero este satisfecho puesto que, al amanecer, con los primeros rayos del sol
la condena caerá y la justicia se hará, si se le puede llamar así, sobre usted.
-¿Justicia? –Se mofó el
reo –¿le puede llamar usted justicia a que ejecuten a un hombre inocente por el
crimen de otro?--¿Es usted inocente?
-De lo que divulgarán
de mi si –refutó el reo –soy un pícaro, no un traidor –
-Quiero que entienda
algo; su condena es por pícaro, lo que concierne a traidor es algo que no tiene
nada que ver con usted, eso se sale de su control, o del de cualquiera en este
recinto, es más, estoy seguro que ese asunto sólo le concierne a los nobles y
burgueses, a la familia real, y a los interpretes de la justicia divina como
emisaria directa del rey, sus errores y aciertos.
-no entiendo nada de lo
que me dice –el reo no sabía que tenía que ver la nobleza con el –¿qué habría
de importarle al rey si vivo o muero?
-de acuerdo –dijo el
verdugo –tendré que explicarle desde el principio –tomó aire –un gobierno
consta de tres compuestos básicos: la misericordia, la fe, y el miedo.“el pueblo debe saber que el gobierno piensa en el con ternura y solo quiere lo mejor para él” se movía por la celda mientras hablaba “que sus leyes y prohibiciones, por más sinsentido que sean, mejorarán su vida, ahí está la misericordia. Debe creer en la imparcialidad de la ley, debe tener fe en que la ley es etérea, así la impartan los humanos, y que no cometerá injusticias; si eso se logra un gobierno puede hacer lo que le venga en gana sin preocuparse, por eso lo necesita, porque la fe es lo que evita, o genera, los conflictos gobierno-estado” el verdugo para en seco y mira a su interlocutor “pero así el pueblo confié ciegamente en el estado para un campesino es primero él, luego su familia, y, por último, el estado; el miedo es un arma del gobierno para que el campesino vea el bien del estado como el bien suyo, y el mal, el mal suyo; teniéndolo así trabajando para el estado antes que para él” el verdugo se sienta al lado del reo “y esa última es la razón por la cual usted morirá como traidor y no como reo o prisionero.
-¿Entonces mi muerte generará una ruptura en la cadena del gobierno?
-No.
-¿Es toda su respuesta? –Dijo el reo inundado por la ira después de un rato -¿No? ¿Entonces qué es? ¿Qué significa o que simboliza mi muerte? –Gritó -¿Es otro sinsentido acaso?
-Su muerte es una muerte, nada más, nada menos; su cadáver será un recordatorio de la ley nada más, nada menos.
El reo guardo silencio largo rato.
-Bien –dijo el verdugo
al fin –debo irme, pronto amanecerá y debo prepararme para lo que viene.
-¿Entonces me dice esto
para matarme? –pregunto el reo desesperanzado.
-No –respondió el
verdugo con la voz quebrada –se lo digo porque usted es mi último trabajo,
después de yo ejecutarlo a usted, y de forma más discreta, me ejecutará a mí el
nuevo verdugo –le brilló una lagrima en su mejilla –seré el primero al que
mate, sólo espero que sea de un tajo.
Autor: Carlos Andrés Cardona.
Excelente
ResponderEliminarExcelente, super interesante el relato.
ResponderEliminarExcelente, muy buen cuento me gusto mucho
ResponderEliminarExcelente... :'D muy lindo
ResponderEliminarexcelente muy bueno :)
ResponderEliminarUn comunicado breve... los comentarios son opiniones muy apreciadas por mi personalmente pero la calificación se da en la sección reacciones debajo del cuento y encima de los comentarios... gracias
ResponderEliminarexelente muy bueno buen trabajo
ResponderEliminargenialoso muy shensual :3 XD allalalalal
ResponderEliminarExcelente dadda c: buen trabajo, love yaa espero que ganes c:
ResponderEliminar-Mapi pan vampiro panda asesino
jajajajjajajajjajajaj looool ajjajajajajajaj ksjndfkjnkdg esa es mi hija XD apoyando a su dadda jjaja
EliminarExcelente..me gusto
ResponderEliminarExelente
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