Los
últimos hombres cayeron a la sombra de la gran máquina. La última guerra había
sido monótona, mas máquinas y menos hombres, solo los que manejaban esas
máquinas tuvieron un último chance de sobrevivir. X-25, el más reciente
software de predicción algorítmica proclamaba
destrucción masiva había calculado que el final seria a causa de una
enfermedad, no de una guerra.
La
ciudad lucia como un desierto de chatarra, los pocos hombres vivos parecían
roedores, el tono gris del cielo a causa de la contaminación hacia impenetrable
la luz del sol; el apocalipsis había llegado, se había instalado y su permanencia en el tiempo se volvió
costumbre, cuando menos pensamos estábamos inmersos en la peor de las mierdas
de toda la historia humana. Habíamos descendió a lo más bajo de la evolución, o
en pocas palabras, habíamos involucionado.
El
último sobreviviente despertó después de la gran explosión, su final, su
límite… ya no tendría a quien odiar, solo en el mundo se avizoraba un nuevo
horizonte, tal vez una nueva raza, un nuevo mundo un nuevo lugar…
Salvado
ese primer día y esa primera noche vio un nuevo horizonte, un nuevo alba, por
fin entre la niebla de la contaminación se vio un rayo…
Unas
máquinas voladoras distintas asomaban al este… nacía un nuevo mito…
Autor: Andrés Felipe Salazar
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