Autor: Darwin Antonio Betancourth Quintero.
jueves, 27 de marzo de 2014
AZUL
Ella
es una niña alegre, sus ojos. -Dice más con ellos, que con sus propias palabras-.Eran
casi las 4:00 P.M. El día no había sido el mejor, pero era uno más y ya me
regalaba cosas que pensar -eso creía yo-
. Todo el día, por mi cabeza pasaban cosas, ninguna tenía que ver con lo que
estaba haciendo, igual lo disfrutaba; de repente pensé tomarme un tinto
acompañado de una torta de chocolate, hice una fila larga, estando allí note
que era un día, que aunque podría decirse normal, tenía cosas diferentes. Mi
sentido del humor estaba muy agudo y se me facilitaba reír por cualquier cosa.
Tenía una sensación extraña. De pronto pensé: ¡yo si soy bobo! – jajajaja – en
ese momento algo llamo mi atención; muy al fondo estaba ella, Azul, era a
primera vista una niña normal, estatura promedio, cabello un poco más abajo de
los hombros, un color de piel hermoso, y los ojos; -esos ojos eran otra cosa
-¿Cómo una mujer que está en un mundo
tan llano de perversidades puede tener una mirada tan clara? Era ver a una niña
de dos años conociendo algo nuevo tomada de los brazos protectores de sus
padres. Ella utilizo esas armas para incrustarse en mi mente; estaba tan
embelesado que no pensé en saber cuál era el libro que tenía en sus manos, -
tenía que ser para ella algo mágico, era la única forma de explicar la
expresión de su mirada-. Levante la cabeza y ya estaba frente a la vitrina,
pensé: lee, que rico es leer con un buen tinto. Decidí llevarle uno. ¿Cómo
hacer para llegar hasta ella? Sin ser exagerado podrían contarse 100 pasos
entre los dos; empecé a caminar y en mi cabeza apareció: ¿Qué le voy a decir?
¡Que pregunta! Faltaban 99 pasos y mi corazón empezó a palpitar más rápido, por
mi cabeza pasaban mil cosas, me arrepentía de lo que pensaba hacer y luego me convencía.
¡Ya estaba en camino! No faltaba mucho, estaba a la mitad, 50 pasos nos
separaban. La veía muy cerca y me detuve. ¿Tendrá novio? Eso no es un
impedimento.-las cosas que ocupaban mi mente eran las que más asustaban- ¿o
será el efecto libro en sus manos?, tal vez tuviese más palabras que yo al
momento de iniciar una conversación. Acelere mi paso – nunca lo había notado ¡100
pasos, eran tan poca distancia!- ya había superado 87 obstáculos y decidí
detenerme, en mi cuerpo habitaba un miedo que no conocía. De pronto me miro, yo
ya la estaba viendo desde unos 86 pasos atrás. Le dije –Hola-, ella me
respondió “¡Hola Bien!”. –Ten- dije yo, y acto seguido le entregue el tinto.
Ella me pregunto “¿y por qué?”. En ese momento muchas cosas pasaron por mi
cabeza, ninguna de ellas salió por mi boca. El silencio nos inundó...”no tomo
tinto” -y se fue-. FIN
Autor: Darwin Antonio Betancourth Quintero.
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